martes, 30 de marzo de 2010

Calidez

No había mujer más sabrosa, picosa cual comida chilanga, con ese sabor único a mezcal con sal chilada. Llena de vida más que nunca y caprichosa cómo siempre. No paró de bailar -con sus nuevas galochas- bajo aquel aguacero de verano. Se la veía tan contenta.

Post data: las autoridades artísticas advierten: Si es usted una mujer de sal, pasear bajo la lluvia puede ser perjudicial para su salud.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Eres mejicana?

Mararía dijo...

pues no, soy canaria...