Todo el mundo se lo indicó. Pero, ella terca como siempre, y sorda más que nunca. No atendió a razones. Inútil advertirla una y otra vez: No te conviene, tú eres la calidez y él es un tempano de hielo.
Hoy para celebrar la llegada de la primavera salen tomados de la mano. La lluvia les sorprende en medio del paseo. Atónita observa cómo se derrama entre sus brazos.
2 comentarios:
Lo raro es que no se hubiera derretido antes en sus brazos...
je, je, es que era un tempano.
mi Dulce, bonita
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