domingo, 7 de marzo de 2010

Un globo de cemento.


No sé si ha sido esta tarde ventosa, o mi dolor de muelas, o las ganas de alejarme de la ciudad, de todo este cemento.
O quizá, simplemente, han sido mis ganas…mis ganas de…
Dejar de sentir mi cabeza, como un globo, a punto de explotar. De sentir este cansancio que me cansa, que me aparta, hasta de lo que me descansaría.
Dejar de fingir lo que no siento y decirte: Que no echo de menos: ni tu cara, ni tu risa, ni tus manos…
¿Cómo echar de menos lo que no se ha tenido?
Pero, fingiendo este dolor no fingido.
Te digo: Te echo de menos. ¡Cuánto te echo de menos!
Y, lo qué más echo de menos: Que seas el primero en leer lo que escribo, y me corrijas, y te rías, y me alientes a que siga.
Eso es lo que echo de menos: al amigo, a mi amigo.

2 comentarios:

Riforfo Rex dijo...

Escuchando la canción, y desde mi incipiente ancianidad y pobre experiencia, digo que nos gustan las canciones de amor porque cuentan todo eso que no hemos sentido. La poesía nos abre las ventanas hacia un paisaje sentimental que como seres humanos de carne y hueso, nunca podremos disfrutar. Por eso siempre son tristes las canciones de amor.
Ahora, que el tio es guapo, es guapo.

Mararía dijo...

son trites las caciones de amor

Ahora, no te quito la razón, el tio es guapo, guapo.