miércoles, 31 de diciembre de 2008

¡San Silvestre, Meigas fora!


Al sentir la magia, las mariposas y toda la tristeza que, ello me producía, dudé, todo en mí, fue duda. Ante tanta incertidumbre, “estar enamorada” era la única certeza.

Un solo hecho: nosotros, podríamos ser, la pareja perfecta; ¡pluscuamperfecta! Porque lo sé, porque nadie antes, ni alguien después, podrá entender nuestra hermosa locura.

También sé porque lo sé, que si no puede ser, no será. Pero permíteme dudar, al fin y al cabo, dudar, es mi obviedad.

De pronto un día, alguien, me propone que, te haga un amarre y, yo me rio, quizá, porque no creo. ¿Qué mayor hechizo para el amor que amar?

Si no puedes amarme, no me amarás. Si mi amor no te basta, si mi amor no me salva, si mi amor no te trae hasta mí, hasta mis alas y mis pies. No quiero: conjuros, ni hechizos, ni amarres, ni lazos, ni siquiera algún brebaje.

El único amarre deseable, nuestros brazos

El único lazo querible, nuestras manos

El único brebaje besable, nuestras bocas

El único conjuro amable, nuestra risa

Que puedo decirte, amor, que tú no sepas, que yo no desee. Compartir extraños pensamientos, con los que alimentamos, a nuestra mente inquieta. Y acompañar silencios, ellos conforman, el mejor desconxuro contra las meigas.


martes, 30 de diciembre de 2008

A Mors


Lo más fácil hubiera sido la verdad. Pero ¿y entonces la vida? No quería su compasión, ni sentir su lastima. Ahora, más que nunca, necesitaba sentirse viva, como aquella noche, como aquel día. Sentirse normal con sus miserias, sus lágrimas, sus risas y, a ratos de, esos algos, parecidos a la felicidad. Era tan sencillo, ser feliz, le bastaba con su compañía, su palabra, su silencio, su mirada. Contemplar serena cada gesto, saboreándolo todo. Compartir: una copa de vino, una lectura, mientras oían de fondo, sus canciones favoritas.
Intervenir de una misma realidad, equivale, a veces, a estar en planos diametralmente opuestos. Por eso sus prisas, sus ansias y sus ganas; combatían con él y, sus desganas, su vísteme despacio y sus mañana, mejor lo dejamos para mañana. Entonces ella reía con la más acogedora sonrisa. Pensaba ¿quién me asegura a mí el mañana? Sí, cierto, hubiese sido más fácil, más oportuno, contarle que: cada nuevo día, al despertar, daba gracias, tan solo, por seguir allí.
Pero, como explicarle: que todo ese miedo sentido por él, al compromiso, a compartir, a volver a amar y quizá incluso, a volver a fallar; no tenía ningún sentido (no con ella).
Distraído, como siempre, ni siquiera se había percatado de aquella sombra perenne, que impávida la acompaña, ni del frío, ni de la guadaña.

domingo, 28 de diciembre de 2008

Espacio pseudo-euclídeo


En este breve instante en que nuestras miradas
En ese breve instante en que nuestras manos
En aquel breve instante en que nuestras bocas
En este breve instante en que nuestros corazones
En ese breve instante en que nuestro dolor
En aquel breve instante en que nuestras almas
En este preciso, breve, eterno instante en que nuestras vidas se cruzaron.

miércoles, 24 de diciembre de 2008

Paseíto


Navidad : Felicidades...

LUNA
DULCE

PIELROJA DINA EDUARDO MB-MALDINI

LA BRUJITA MOON-LIGHT MARLENE K LISANDRO

KLAUS

HÉCTOR

Gracias a todos, especialmente a Pielroja, de quien tomé prestada la idea.

viernes, 19 de diciembre de 2008

También en navidad

Yo como
Tú comes
El come
Nosotros comemos
Vosotros coméis
¡Ellos no!

"Gloria Fuertes"
(De Mujer de verso en pecho, Madrid: Cátedra, 1996).

jueves, 18 de diciembre de 2008

Cuando muera no te eches a llorar...

Sorprendido de su propio llanto, corrió hasta su espejo y la vio, ahí, en su pupila sentada. Ella, llorando, inconsolable. En cada lágrima, reflejada: su cara, sus ojos, su pupila con la mujer sentada.Frente al espejo, el espejo de agua de sus lágrimas, transformaba en infinitas: lágrimas, ojos, pupilas, mujeres, caras y, en el fondo de todo... su alma atormentada.


martes, 16 de diciembre de 2008

Paleontológicamente hablando

Cuando terminó aquella línea se sintió bien, pero no un Balzac. Miro al sofá, se acomodó y, pensó en un dinosaurio que aparentemente nunca estuvo ahí. Tomó un sorbo de su té y pensó que estaba razonablemente loca (como una cabra) y evidentemente sola, sin llegar a la Gloria (de los) Fuertes, ni con su ayuda. Respiró, profundamente, y se reconoció definitivamente feliz.

La liberación de Campanilla

Aquella mañana soltó la aguja, el hilo y el dedal. Por primera vez se dedicó a ella misma. Acomodó bien sus alas, esparció sus polvos y se dispuso a volar.
Asumió: nunca jamás.

lunes, 15 de diciembre de 2008

Seducción irreductible


Él le dijo (citando a Oliveiro que citaba a Girondo):… “Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!”.
Y, ella, se lanzó desde lo más alto. Pero las alas de su imaginación no evitaron que apareciera,
muertita, en el fondo del acantilado.

domingo, 14 de diciembre de 2008

Mis pies


Sin embargo...
Me gustan mis pies
Porque reflejan lo vivido.
Me gustan mis pies
porque nunca están cansados.
Me gustan mis pies
porque muchas veces han tropezado.
Me gustan mis pies
porque me llevan lejos, a pesar de mi indolencia.
Me gustan mis pies
porque saltan, corren, brincan.
Me gustan mis pies
porque saben bailar y seguir el compas.
Me gustan mis pies
porque han viajado, han taconeado, han explorado
Me gustan mis pies
porque pisaron la Catedral de Santiago.
Me gustan mis pies
porque a ti te gustan.
Me gustan mis pies
porque como fetiches, los has adorado.
Me gustan mis pies
porque te han acariciado, mucho más que mis manos.
Me gustan mis pies
porque los has besado.
Me gustan mis pies
En fin… Aunque ahora estén hinchados.

Manos

No me gustan mis manos
y debieran gustarme, como me gusta todo aquello que refleja lo vivido.
No me gustan mis manos
por eso mismo, porque no mienten, son el fiel reflejo de lo sufrido.
No me gustan mis manos
porque siempre me duelen, recordándome todo lo que han trabajado.
No me gustan mis manos
porque se me duermen, mientras yo padezco perenne mi insomnio.
No me gustan mis manos
porque siempre están calientes, mientras yo intento permanecer fría.
No me gustan mis manos
porque siempre me delatan, si yo me muestro calma, ellas se agitan, tiritan.
No me gustan mis manos
porque las siento huérfanas, a la espera de otras manos, que enlazar.
No me gustan mis manos
porque se niegan a escribir, lo que mi cabeza se empeña en crear.
No me gustan mis manos…
En fin…
Será porque a veces las siento ¡tan vacías!


jueves, 11 de diciembre de 2008

Libertad de pensamiento

Un día te pensé y una noche te mostraste diferente a lo pensado. Conclusión: el pensamiento es libre (afortunadamente).

martes, 9 de diciembre de 2008

Mareíto

Delante del Hotel Madrid, lugar siempre de algarabía y gentío, me paré una madrugada y lo vi vacío, no sentilo yo así, andaba pelando la pava con un ladrón de besos. Tan eufórica estaba, que andaba medio mareada…las urgencias no son buenas, pero en mi caso (las del centro de salud) razonaron: bajada de tensión, y yo pensando que aquello era pasión...


domingo, 7 de diciembre de 2008

Hoy necesito reparar mis alas

“A mí me pueden encontrar en una fiesta y se me puede ver bailar y reír; pero lo que escribo es muy serio. Sólo cuando muera llegaré a ser visible, y entonces algún editor se inclinará sobre mis manuscritos y hasta quizás pujará por ellos. Pero durante mi vida no hubo ningún escritor ni editor que diera un solo paso para prolongar mi vida o revelar mi obra.”Anaïs Nin.

Me siento culpable de tantas cosas que… tardaría un año y un día en enumerar, pero de lo que no me siento culpable es:
De intuir y aún así perder, ignorar.
De dar, de darme, sin contrapartidas.
De tirarme al tanque, hubiera o no agua.
De equivocarme una y otra vez.
De querer leer más, saber más, vivir más.
De lo que no me siento culpable es: de sentir, lo que sea, pero sentir y de engañarme a veces a propósito para seguir.
De lo que no me siento culpable es: de creer, de creer en mí y de creer en ti.
Seguiré creyendo en una melodía, en un paisaje, en un recuerdo, en un te quiero, en un instante vivido a tu lado.
Seguiré creyendo que, valió la alegría, parir con dolor, porque después vino la vida, de vuestras vidas.
No me siento culpable de preocuparme en demasía por todo; porque de todo lo que me preocupo, es importante para mí.
No me siento culpable de llorar por el mundo, porque yo en muchas ocasiones le hice llorar.
No me siento culpable de ser obstinada, ni de creer en la justicia, por encima de nada o de todo.
No me siento culpable por dañarme yo, por apartarme yo, antes de que tú te caigas, antes de que nada te dañe.
No me siento culpable en fin… de ser como soy.
Pero te digo: que de lo que jamás me sentiré culpable, es de querer volar.
Sobre todo, de lo que no me siento culpable, es de haber sido capaz, al menos por una vez, de llegar a conocer lo que significa Amar.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Mirada


Ella, lo amó, lo amó hasta quedarse ciega. Y, en ese estado, deseó que, si alguna vez veía de nuevo, fuese a través de los ojos de su amado. Una noche, mientras él se miraba ante su espejo, su deseo le fue concedido, desde entonces lo aborrece.

Al este del edén

Era en unos de esos salones repleto, de tantas pinturas valiosas y libros, donde él, trabajaba. Ella, se convirtió, en su sombra, en su alma, silenciosa a veces, risueña y charlatana otras, llenando todo de felicidad, casi sin saberlo, sin darse importancia… ella le había devuelto la vida.

Pero escuchemos, por un instante, sus pensamientos:

_"Y yo, me quedaba ahí, quieta, sin atreverme casi a respirar. Lo intuía, estaba asistiendo al nacimiento, de algo, que daría más tarde sus frutos. Él, entraba como en una especie, de trance, donde sus dedos no podían seguir a su imaginación, a todas las palabras e imágenes que, se agolpaban en su cabeza. De pronto, me miraba, pero sin verme, entonces, yo podía ver todo ese mundo, esa vida que él, estaba creando. Sé, que él, al observarme, como de reojo, ahí, a su lado, le relajaba, le inspiraba. Eran momentos cotidianos del día o de la noche, (como cualquier pareja, sentados frente al televisor) en la que yo asistía al nacimiento de todas esas historias, que luego, se transformarían en un libro, novela o guión... ¡y eso era vivir! quizá, eso era Amar. Amar al escritor por encima de cualquier cosa, el hombre, casi ni existía, el hombre, era gris, escurridizo como una anguila, extraño, taciturno, pero era mi hombre, el que encerraba al otro y, yo no podía hacer otra cosa, que no fuera... Amarlo".

martes, 2 de diciembre de 2008

Hoy te doy mi palabra


Te lo dije y no puedo faltar a mi palabra:
Para nada voy a cambiarte ni quiero que tu vida sea otra. Entonces yo elegí trato, por ahora, tú eliges truco y desapareces como buen mago.
Según recuerdo, jamás paseamos de la mano ¿o sí? Jamás fuimos atados por nuestras muñecas, jamás cocinamos, ni fuimos al campo, ni a la playa, ni al cine, ni siquiera al teatro.
¡Sin embargo hicimos tantas! Leer, escribir, oír música, casi bailar, almorzar, cenar, pasear, comprar, dormir y casi desayunar.
Aunque compartimos la noche más mágica del año: la de San Juan, no llegamos a saltar sobre el fuego ni tras.
Siempre hemos hablado y nunca nos ha de faltar la palabra dada.