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miércoles, 27 de enero de 2010

Sé que nunca fui tu mariposa

Sí, quizá él la describió tal y como era. Los golpes de la vida, su separación, la muerte de algún amigo, la de un familiar no esperado…Todo hizo más mella de lo que parecía. Y sí, no es que ahora no fuera feliz, pero esa huida hacia adelante, la obsesión en no perder el tiempo, dejaba claro alguna carencia. Pudo ser domingo o tan solo parecerlo, cuando abrió aquella ventana para cerrar indefectiblemente esta puerta. Sí, era cierto estaba sola como antes, como siempre, pero era ella; nunca dejaría de ser ella. Y esa certeza era la que a él le pellizcaba el corazón. Siempre sería así y la imposibilidad de merecerla le resultaba insoportablemente dolorosa. Podemos querer lo que tenemos, por eso a ella ya solo podría recordarla. En todo esto pensaba, mientras se mecía sentado en el filo de su cobardía. Esperando que el tiempo abriera finalmente esa ventana o al menos cerrara la herida.


viernes, 30 de octubre de 2009

La valija

Dudó de que aquella maleta fuera lo suficientemente grande. Comenzó por doblar aquél suéter azul y pensó: no se culpe a nadie. Guardó los libros de Anaïs Nin, junto con aquel marcador olvidado. Dobló con cuidado sus vaqueros y atrapó unos cuantos suspiros (esos besos que no damos), la camisa gris, la blanca, la negra. Los calcetines rellenando los huecos junto con las cosquillas y todos sus gestos. Siguió doblando recuerdos, se llevaría consigo sólo los buenos…los malos los tiró sobre la cama con rabia. Al ladito de los sombreros metió algunos de sus sueños. La bufanda para el frio cobijando algún orgasmo. Entre sus pañuelos, los olores cotidianos (los de su pelo, su cuello, su pecho…). En el neceser de mano, cercano al dentífrico guardó los besos, los secretos, los susurros. Con la lencería fue doblando mañanas, tardes, noches, madrugadas de sexo: pasional, tierno, breve a veces. En los guantes metió caricias, mimos, unidos al roce de las puntas de sus dedos. Por último guardó los zapatos, los fetiches… pies descalzos caminando por los sueños. Pero, no guardó espejo alguno, simplemente –cual Alicia- cruzó al otro lado.

lunes, 20 de julio de 2009

Tu noche y la mía

En su vida no hubo la perfecta historia de amor, ni siquiera se puede decir que alguna vez lo conoció. Se alimentó de vidas prestadas, de noches paralelas, de búsquedas de equilibrio, de sueños robados, de borracheras eternas.
Aquella noche bailaron hasta quedar exhaustos, olvidando sus vidas grises, sus bolsillos vacíos, sus viejas heridas.
Decidieron olvidar las mentiras y vadear la traición, y uno y una no son dos, y en aquella noche sin luna, mirando desde la ventana el mar, llenaron de vida y de sal el corazón, pero no hubo promesas de amor.
Y en esa villa al este de Edén pasaron las horas, y una y uno no son dos que eran tres. El mundo ajeno a su noche, giraba, mientras ella le llenó de calma, él la enseñó a volar sin alas.
Cantaron una vieja canción y ella lloró al sentirse otra vez la chica de ayer. Aunque no hubiera un jardín, ni colibrí, ni flores con las que jugar.
No pudo encontrar las palabras para atrapar el instante en que el corazón estalló de felicidad, por eso, y por nada más, se fue junto a la alborada.
Por eso siempre será aquella noche...
Y si la vida da otra oportunidad, el destino hará un nudo con sus brazos. Bailaran en una nueva noche con luna, con mar, con besos de vida y de sal.
Sobraran las promesas…
Ellos saben muy bien: uno y una no son dos, que son:
Tu noche y la mía

viernes, 17 de julio de 2009

Motivaciones



Cada día se levanta de su cama por un solo motivo: ama ciegamente al escritor, el hombre casi no existe.

Cansada de tanta soledad, de no haber podido encontrar a esa alma gemela, con la que poder compartir tantas inquietudes…ambiciones.

Caprichoso, como siempre, el azar, quiso que lo conociera y ya sólo creyera en él; tanto como nunca había creído en ella misma.

Capacitada para guiarlo en su camino, convencida de que él era poseedor del talento que ella nunca tendría.

Cabezonamente se empeñó en empujarlo a lo que creía era su destino: ser escritor y publicar por lo menos un buen par de libros.

Cada día se levanta de su cama con un solo objetivo: visitar librerías con la secreta esperanza de que alguna vez, por fin, los encontrará en alguna estantería.



jueves, 12 de marzo de 2009

La huida















-Puede que sea una huida hacia adelante, pero ya está decidido. No puedo, aunque lo desee con toda mi alma, pedirte que me esperes.
-No, no puedes Coffee.
-Lo sé Mae.
-Siento que quedan tantas cosas, conversaciones, sabes que detesto dar explicaciones…
-No las des ¿Quién te las pide Coffee?
-Nadie, evidentemente…
-¿Entonces?
-Estas a la defensiva Mae…
-No Coffee, te equivocas.
-Te conozco Mae, no me engañas…
-Estoy triste, cansada, decepcionada…
-Te escribiré cada día…
-¡No! Eso solo hará aumentar mi tristeza…
-Mae, Mae, Mae…
-Tranquilo, no voy a pedirte que te quedes, pero tampoco voy a esperarte, ¿lo sabes?
-Claro Mae…Pero, no me apartes de tu vida.
-Mira…Coffee no quieres perderme por puro egoísmo…Si las cosas no te salen como piensas... Aquí tendrás a la buena de Mae.
-Calla por favor, sabes que te…
-¿Qué sé Coffee! No sé nada. ¡Cuánto llevo escuchando tus lamentos?
-Mae…
-Mae, Mae… La luchadora, la consoladora, la escuchadora, no… Se acabó. Si te vas, te vas. Punto.
-Mae por favor tenemos poco tiempo y hay tantas cosas que tengo-debo- decirte.
-Déjalo, no quiero saber nada, si te vas ¿Qué importancia tiene?
-¡Jodida vida! ¡Jodida suerte!
-No, jodidos hombres, humanos, que lo complicamos todo. Las cosas tienen un porqué. Vete, busca tu destino, puede que así yo encuentre el mío. En cuanto a la suerte:no creo.
-Mae necesito decirte que te…
-¡No! ¡Jamás! Escríbeme, sí, hazlo Coffee, esas jodidas cartas que esperé todo este tiempo, guárdalas y si vuelves... Me las das. Será aquí, en este mismo sitio.
-Oh Mae, entonces…
-Entonces, si ese día estoy…Las leeré…Pero solo entonces.
-Gracias Mae.
-¿Brindamos?
-Mae, Mae, Mae…Brindemos.
-Coffee, Coffee, Coffee… Escucha.

martes, 3 de marzo de 2009

Recuerdo su olor...tan ella

Lo que me atrajo de ella la primera vez que la vi, fueron sus ojos, tan tristes. Luego su olor a mujer y a perfume caro, tan personal, tan ella. Más tarde fui venciendo mi natural desapego, gracias a su ternura, me dejé de a poquito: tocar, acariciar, mimar, me fui entregando. Así me fue enredando, siendo como un perrito faldero, detrás de ella apenas aparecía por la casa. Ésta de pronto parecía más viva, amable, cotidiana.
Recuerdo un día, mientras se duchaba, la cara de sorpresa al verme allí, apoyado en el lavabo, contemplándola con mi cara de bobo.
Luego, aquel sentimiento, que poco a poco iba naciendo en mí: los celos, sí, porque me ignoraba cuando se entregaba a él. La oía reír, gemir, gozar. Yo sé que me quería, también, pero era a él a quien amaba.
Por eso una noche, mientras dormía, no pude aguantar más y le lamí la cara. Se despertó asustada y me gritó: ¡Maldito gato!
Mi amo, que estaba tendido, a su lado, riendo, divertido, dijo: umm… No decías que era encantador, te lo regalo.

viernes, 30 de enero de 2009

Te Amo


Ante aquella certeza, tan simple, tan fácil, tan amable, no quiso. Negarse a ser feliz era su sino, arrepentirse luego, también. Todo era cotidiano con ella, tan tibio, tan acogedor, tan ideal como solo pasa en los sueños. Tanta obviedad lo asustó y se marchó.

martes, 30 de diciembre de 2008

A Mors


Lo más fácil hubiera sido la verdad. Pero ¿y entonces la vida? No quería su compasión, ni sentir su lastima. Ahora, más que nunca, necesitaba sentirse viva, como aquella noche, como aquel día. Sentirse normal con sus miserias, sus lágrimas, sus risas y, a ratos de, esos algos, parecidos a la felicidad. Era tan sencillo, ser feliz, le bastaba con su compañía, su palabra, su silencio, su mirada. Contemplar serena cada gesto, saboreándolo todo. Compartir: una copa de vino, una lectura, mientras oían de fondo, sus canciones favoritas.
Intervenir de una misma realidad, equivale, a veces, a estar en planos diametralmente opuestos. Por eso sus prisas, sus ansias y sus ganas; combatían con él y, sus desganas, su vísteme despacio y sus mañana, mejor lo dejamos para mañana. Entonces ella reía con la más acogedora sonrisa. Pensaba ¿quién me asegura a mí el mañana? Sí, cierto, hubiese sido más fácil, más oportuno, contarle que: cada nuevo día, al despertar, daba gracias, tan solo, por seguir allí.
Pero, como explicarle: que todo ese miedo sentido por él, al compromiso, a compartir, a volver a amar y quizá incluso, a volver a fallar; no tenía ningún sentido (no con ella).
Distraído, como siempre, ni siquiera se había percatado de aquella sombra perenne, que impávida la acompaña, ni del frío, ni de la guadaña.

viernes, 5 de diciembre de 2008

Al este del edén

Era en unos de esos salones repleto, de tantas pinturas valiosas y libros, donde él, trabajaba. Ella, se convirtió, en su sombra, en su alma, silenciosa a veces, risueña y charlatana otras, llenando todo de felicidad, casi sin saberlo, sin darse importancia… ella le había devuelto la vida.

Pero escuchemos, por un instante, sus pensamientos:

_"Y yo, me quedaba ahí, quieta, sin atreverme casi a respirar. Lo intuía, estaba asistiendo al nacimiento, de algo, que daría más tarde sus frutos. Él, entraba como en una especie, de trance, donde sus dedos no podían seguir a su imaginación, a todas las palabras e imágenes que, se agolpaban en su cabeza. De pronto, me miraba, pero sin verme, entonces, yo podía ver todo ese mundo, esa vida que él, estaba creando. Sé, que él, al observarme, como de reojo, ahí, a su lado, le relajaba, le inspiraba. Eran momentos cotidianos del día o de la noche, (como cualquier pareja, sentados frente al televisor) en la que yo asistía al nacimiento de todas esas historias, que luego, se transformarían en un libro, novela o guión... ¡y eso era vivir! quizá, eso era Amar. Amar al escritor por encima de cualquier cosa, el hombre, casi ni existía, el hombre, era gris, escurridizo como una anguila, extraño, taciturno, pero era mi hombre, el que encerraba al otro y, yo no podía hacer otra cosa, que no fuera... Amarlo".