Era en unos de esos salones repleto, de tantas pinturas valiosas y libros, donde él, trabajaba. Ella, se convirtió, en su sombra, en su alma, silenciosa a veces, risueña y charlatana otras, llenando todo de felicidad, casi sin saberlo, sin darse importancia… ella le había devuelto la vida.
Pero escuchemos, por un instante, sus pensamientos:
_"Y yo, me quedaba ahí, quieta, sin atreverme casi a respirar. Lo intuía, estaba asistiendo al nacimiento, de algo, que daría más tarde sus frutos. Él, entraba como en una especie, de trance, donde sus dedos no podían seguir a su imaginación, a todas las palabras e imágenes que, se agolpaban en su cabeza. De pronto, me miraba, pero sin verme, entonces, yo podía ver todo ese mundo, esa vida que él, estaba creando. Sé, que él, al observarme, como de reojo, ahí, a su lado, le relajaba, le inspiraba. Eran momentos cotidianos del día o de la noche, (como cualquier pareja, sentados frente al televisor) en la que yo asistía al nacimiento de todas esas historias, que luego, se transformarían en un libro, novela o guión... ¡y eso era vivir! quizá, eso era Amar. Amar al escritor por encima de cualquier cosa, el hombre, casi ni existía, el hombre, era gris, escurridizo como una anguila, extraño, taciturno, pero era mi hombre, el que encerraba al otro y, yo no podía hacer otra cosa, que no fuera... Amarlo".
Pero escuchemos, por un instante, sus pensamientos:
_"Y yo, me quedaba ahí, quieta, sin atreverme casi a respirar. Lo intuía, estaba asistiendo al nacimiento, de algo, que daría más tarde sus frutos. Él, entraba como en una especie, de trance, donde sus dedos no podían seguir a su imaginación, a todas las palabras e imágenes que, se agolpaban en su cabeza. De pronto, me miraba, pero sin verme, entonces, yo podía ver todo ese mundo, esa vida que él, estaba creando. Sé, que él, al observarme, como de reojo, ahí, a su lado, le relajaba, le inspiraba. Eran momentos cotidianos del día o de la noche, (como cualquier pareja, sentados frente al televisor) en la que yo asistía al nacimiento de todas esas historias, que luego, se transformarían en un libro, novela o guión... ¡y eso era vivir! quizá, eso era Amar. Amar al escritor por encima de cualquier cosa, el hombre, casi ni existía, el hombre, era gris, escurridizo como una anguila, extraño, taciturno, pero era mi hombre, el que encerraba al otro y, yo no podía hacer otra cosa, que no fuera... Amarlo".
5 comentarios:
¡Este relato me roza tan de cerca...!
Cuídate mucho, se te echará de menos...y dale un beso a tu hijo, ya que entre otras cosas, nos permitirá seguir cerca de ti.
Besos grandes
Me encanta el texto, y tú cuidate, que para eso siempre tiene que ser el tiempo.
¿por qué Luna, dinos por qué te roza tan de cerca?
dos besos para ti
Gracias Dulce me cuidaré, lo estoy intentando
otros dos besos para ti
Me roza lo que probablemente sabes: "la imagen del hogar, las tardes de domingo compartidas frente a un libro, sin decir nada. Sobrando las palabras. Pasando los días, las semanas, los meses, los años...creyendo que eso era amor. Pasado el tiempo, te das cuenta de que probablemente sí fue Amor, pero el amor necesita del alimento diario y ahí, no vale que el otro se escurra, que tú pienses que es tu hombre y que no puedes hacer otra cosa que amarlo"
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