martes, 30 de marzo de 2010

Frialdad


Todo el mundo se lo indicó. Pero, ella terca como siempre, y sorda más que nunca. No atendió a razones. Inútil advertirla una y otra vez: No te conviene, tú eres la calidez y él es un tempano de hielo.

Hoy para celebrar la llegada de la primavera salen tomados de la mano. La lluvia les sorprende en medio del paseo. Atónita observa cómo se derrama entre sus brazos.

2 comentarios:

Dulce dijo...

Lo raro es que no se hubiera derretido antes en sus brazos...

Mararía dijo...

je, je, es que era un tempano.

mi Dulce, bonita