domingo, 22 de agosto de 2010

Rabo de nube



Salió muy temprano de casa, decidida a encontrar la bendita escoba. Recorrió incansable comercios, grandes almacenes, tiendas de aceite y vinagre. Fue en una de éstas de toda la vida, donde finalmente encontró lo que buscaba.

De vuelta al hogar y cual bruja comenzó el ritual de preparar una queimada: 1º el orujo, 2º los granos de café, 3º el azúcar, 4º las cascaras de limón, 5º el fuego purificador.

Tras leer aquel conxuro y mientras ardía el alcohol, agarró la escoba y comenzó a barrer cada estancia de la vivienda; sin olvidar ni un solo rincón. Con la vana esperanza de alejar para siempre aquella tristeza de su alma, de su morada, de su corazón.

Al abrir la ventana, allí, a lo lejos, los vio. Era un rabo de nube. Venia montado en su unicornio azul.

3 comentarios:

cara de pez dijo...

con un rabo de nube has introducido junto a mi escritorio muchas evocaciones y cierta magia en esta tarde de tareas miles.

Mararía dijo...

me encanta la magia. Siempre la espero...

Gracias por tu visita

Dulce dijo...

Y a veces llega.