viernes, 8 de mayo de 2009

Mujer y madre africana

Mientras el sol ardiente
quema mi rostro
que tratas de proteger con tus manos.
Mientras la arena
quema tus pies desnudos
que hunden sus pasos
con la esperanza de dejar huella
de una historia infinita.
Mientras el cántaro rebosante de agua
encorva tu espalda pero no tu corazón,
deseoso de apagar la sed
de los que amas.
Mientras tu vientre
esconde, nutre y protege
el enésimo fruto de tu anhelo,
de un amor más verdadero y humano…
Otros, extraños y lejanos a ti,
a tu mundo y a tus problemas,
que nunca te han visto
ni saben quién eres…
Otros hacen programas
para dirigir tu futuro
y deciden según sus esquemas
cómo y cuándo tendrás que ser Madre…
Otros, usurpando tu derecho de palabra,
pensamiento y opinión,
codifican según sus intereses tu silencio,
pisotean tu dignidad de mujer
e ignoran tu privilegio
de Madre de la humanidad.
Entonces,
mientras el sol ardiente
quema impetuoso tu rostro,
una fuerza nueva te nace dentro
y te empuja a apresurar el paso
para dar vida a tu sueño milenario
de justicia y liberación.

“Elisa Kidané” (misionera comboniana).

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias por publicar esta poesia... queria solo subraiar que no soy colombiana (aunque amo America latina) yo soy eritrea (africa) y misionera comboniana...
un abrazate

Mararía dijo...

Anónimo: Creo entender que es usted "Elisa Kidané" un honor que haya llegado hasta aquí, siento el baile de letras, subsanado ya el error.

un fuerte abrazo