Mi trabajo es tan… tan aburrido, monótono, mecánico. El edificio donde lo realizo es lo auténticamente gratificante, sus vistas, en las que apenas me fijo llevada siempre por las prisas.
Mi estado de ánimo hizo que parase a coger un poco de aliento; entonces reparé en esta hermosa ciudad, (en aquella mañana gris y lluviosa) tendida a mis pies, nada sucia nada fea desde esa altura. El mar, las montañas, los edificios colores y más colores. El sol que de pronto aparece por el horizonte y con él un tenue arco iris…Pensé (no me preguntes porqué) en tantas historias contadas y en la única vivida de cerca: ¿qué les impulsó? ¿qué sentirían? ¿encontraron la paz, la felicidad finalmente al otro lado? Me embargó una enorme tristeza y las ganas de volar hasta ese arco iris, quizás influenciada por mi sueño (el primero con el que abrí este blog) o no sé qué puñetero desasosiego. La búsqueda de respuestas nos sume en oscuridad profunda. El sonido del móvil, me devolvió a mi realidad, la orden de resolver una urgencia me apartó del abismo de mis pensamientos.
Si, lo sé, lo único cierto es mi vida, mi puñal y mi dolor; apuesto fuerte y doblo, ya sé, lo sé, que esto a ti (como diría mi padre en una de sus famosas frases) “te importe un pepene” y yo añado “cada quién es dueño de llorar por donde le mee” y “que cada quien encuentre lo que busque mas tarde que nunca”.
Yo sigo sin saber si soy valiente o muy cobarde. Y me pregunto: ¿cuándo dejaré de acudir a solucionar lo urgente para dar paso a lo importante?
La única certeza hoy es, que la lluvia seguirá cayendo, el sol saliendo y los arcos iris pueden estar esperando a la vuelta de cualquier esquina. Que lo que pase o no pase depende única exclusivamente de mí. “Sola” y sola tengo que decidir.
2 comentarios:
Eeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeehhhhhhhhh...
Mientras haya colores o se puedan inventar!
Claro... por eso inventé este mundo, mi mundo de colores...
Y usted ya no escribe? la echo de menos.
Dos besos y gracias
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