En el zaguán de mi casa, mi niña se peinaba con su batidor de plata. Los niños fuera jugaban ,a la soga, a la piola, al escondite inglés una, dos y tres.
Mi madre la contemplaba, mientras ordenaba las gavetas, sacando los sacalejos, sus mandiles, sus faldones de fiesta.
Mi padre, con su cachorro y su cachimba en la boca, en el bochinche esperaba a la hora del almuerzo, de enyesque un cacho de queso, los chochos, la jarea, el ron.
Los parranderos tocando, con sus timples y guitarras, de romería a Teror, donde aguarda
¡VIVA
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