sábado, 17 de abril de 2010

Musa For Rent

La asesinaste hace mucho, pero su fantasma no te abandona. Es tan obstinada que ha encontrado la forma de seguir inspirándote. A través de tus escritos salta hacía otros cuerpos (de mujer, claro) y los posee. Hace tiempo que lo sé y esa es la razón por la que ya nunca te leo. Pero ella muta, cuál virus, convirtiéndose en mi musa y me arrastra. De nada sirve resistirme, negarme, revolverme, gritar con todas mis fuerzas que no puedo creer más en ti, de que ya no espero nada bueno de ti.
Ella ríe, se mofa, me acusa de envidiosa. Me desarma, me hace ver tu talento, me abraza, me mima y se escapa. Secuestra mi cuerpo, lo baña, lo perfuma, lo adorna y corre con él hasta tus brazos.
Tú la recibes transmutada dando paso a rituales de sangre, pasión, letras, historias, cuentos, libros, novelas.
La rondas, la cortejas, te inspiras y vuelves a escribir las cosas más bellas.
Mi alma desorientada vaga por el cuarto a la espera de mi cuerpo. Cuando al fin retorna, he de reconocer que está mucho más hermoso. Como todo sacrificio nuevo y eterno.

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