
Ella ríe, se mofa, me acusa de envidiosa. Me desarma, me hace ver tu talento, me abraza, me mima y se escapa. Secuestra mi cuerpo, lo baña, lo perfuma, lo adorna y corre con él hasta tus brazos.
Tú la recibes transmutada dando paso a rituales de sangre, pasión, letras, historias, cuentos, libros, novelas.
La rondas, la cortejas, te inspiras y vuelves a escribir las cosas más bellas.
Mi alma desorientada vaga por el cuarto a la espera de mi cuerpo. Cuando al fin retorna, he de reconocer que está mucho más hermoso. Como todo sacrificio nuevo y eterno.
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