
Boca llena de palabras huecas, vanas, fatuas. Repetidas una y otra vez a cualquiera dispuesta a escuchar por ansias de amar.
En este mundo lleno de soledad es fácil creer a cualquier charlatán.
Lo duro viene después, sin las palabras, no hay ser, y lo que nos pareció tan genial, tan original, tan especial, ayer… nos aburre hoy, como nos cansa no ser.
Musitar es una bella palabra, pero no me la musites más, no quiero ser musa ilusa, seré yo mi propia musa no necesito engañar.
Ayer es seguro, te amé, pero no a ti –sábelo- amé a tu disfraz.