martes, 17 de febrero de 2009

Diálogo en el blog

-Me he vuelto una especie de espía. Un espía que te amó, sin amarte... que te disfrutó y disfruta con medida y, que aún ahora te sigue viendo detrás de esa cortinilla, caduca y fina desde la que siempre se vislumbró tu curiosa sombra curvilínea. Simamichen detrás de su cortina. Mi falta de tiempo es la excusa para sólo acercarme a ratitos y hoy, con menos tiempo que nunca, me he lanzado a escribir, un sencillo buenos días y, un complejo gracias; por este delicioso momento matutino. Me brillaron los ojos.
-¿La espía no era yo? La que te amó, te ama y te amará... Me temo que estoy abriendo mucho esa cortina ¿no te parece?Qué bonito estarían esos ojos verdes brillando por la mañana... Me subo a mis tacones más altos y ¿bailamos? pincha en "única". Perdona por perderme, pero ya sabes, me pierdo siempre.
-Me gusta cuando te pierdes y también perderme detrás de tu nebulosa cortina. Siempre me gustaron las figuras insinuadas, las situaciones casi imaginadas, los espacios compartidos con y sin distancia. Espiar y ser espiado. Espiarte y dejarme espiar por ti. Marlene detrás de esas cortinas de humo, o simplemente detrás de aquéllas delicadas y, en este caso sí, cortinas de tul.
Un ángel azul, unos tacones de aguja y nuestros cuerpos bailando en la oscuridad. ¿Ya ves mis ojos por la mañana?
-Guauuuu!!!
Redactar bien, es condición sine qua non de tu trabajo, pero vamos, desconocía que tuvieras alma de poeta… ¡Nunca dejarás de sorprenderme!
Tus ojos los veo siempre, brillando felices, nunca vi ojos más alegres, ni ¿Verdes? ¿Ni azules? Ni como en la salve ¡tan misericordiosos!
Pero, confiesa: ¿tu sigues afectado del mal del altura? Si no viajaras tanto, tan lejos y a esos sitios donde yo quisiera estar, no te espiaría tanto, pero siempre tienes ¡tanto que contar, tanto que dar! ¿A oscuras Klaus? ¡Bailemos, bailemos pero me perderé lo sabes no podré seguir tus paso. Enciende una luz al menos!
-De chiquito me enseñaron los antónimos. Muy bonitos y perfectos ellos. La luz era la perfecta contraposición de la oscuridad. El frío le daba miedo al calor. La visión luchaba siempre contra la maldita ceguera y, el negro como era malo, muy malo, reñía un día sí y otro también con el blanco y, a veces venía el Coco.
Al tiempo fui olvidando aquéllas alabanzas misericordiosas, tan propias de quienes me enseñaron a discernir entre lo " cuerdo " y lo " chiflado " y mis insanas razones me hicieron más loco. Bendito yo. Mis ojos verdes brillaron un día y, se apagaron otros y nunca por ello, dejaron de ser mis ojos. Entendí que el blanco y el negro eran perfectos compañeros, que la contraposición de frío y el calor en mi boca me hacía salivar; y que si en mi vientre caliente, depositabas un cubito de hielo, mis pupilas tendían a dilatarse. Placer.
Marlene siempre encendía una tenue luz y Stemberg la filmaba, tras esa maravillosa cortina humeante. Volvía a ser el "ángel azul". El espía que ama, la tomó por su cansada cintura y danzó al son de su cuerpo, y de la línea imaginaria que siempre marca el si menor. La luz creó la sombra, la insinuación, sus miradas, el deseo, y sin luz no pudo haber sombra, ni para ellos, oscuridad. Por eso ya no creo en los antónimos, ni en esa luz que llamaban perfecta.
¿Bailamos?
-Por supuesto bailaremos…
Tal vez porque mi cintura está rota, además de cansada, bailar sea un sueño, tanto o más que volar; y subirme en altísimos tacones una forma de crecer. Las líneas imaginarias marcadas por un si menor por un la sostenido o un mi mayor, “son mi mejor son”. A la chica del cuarto ésa (“simamichen”) siempre le gustó jugar entre luces y sombras a ser Marlene, a ser espía. Estar y no estar, perderse, porque perdida es como mejor se siente (mentira, tiene miedo de encontrarse).
Tus ojos los veo siempre: brillantes, curiosos, comprometidos. Verdes como el trigo verde. Los veo acompañados y tras tus gafas.
Marlene sigue por aquí, tras su cortina cada vez más transparente. Pero jamás será un Ángel ni azul, ni rojo (simplemente una mujer), porque ya no cree (si acaso en un par de Ángeles).
Yo espero, siempre espero. Hoy me toca esperar a esa chica feliz, ésa que tú conociste y ¡tan bien recuerdas! Yo apenas, lo único que permanece es la banda musical que suena siempre en su cabeza, los sueños, los libros, la melancolía.

2 comentarios:

Dulce dijo...

Que bonito escribe esa chica de siempre!!!

Mararía dijo...

Gracias...la chica de siempre junto a un amigo para siempre, en este caso.

Dos besos