viernes, 30 de octubre de 2009

Promesa

El dolor de partir se mezcla con la alegría de la promesa de la vuelta. La mitad de un cuerpo queda en el andén y la otra mitad se va en el tren. Pero las almas quedan hasta el reencuentro suspendidas en el tiempo y el espacio. Abrazadas fuertemente: desnudas, despojadas, huérfanas…Los cuerpos separados, se convierten en autómatas de ojos opacos, labios sin risas, de pies sin prisas.

1 comentario:

Dulce dijo...

Es precioso y triste.