Sentada al borde del muro de la vida, aferrada a tu mano miro; miro hacia adelante y veo vida. Porque si tú tomas mi mano, no hay miedo, no hay dudas ni silencios. Al borde del muro de nuestra vida estoy sentada.
Sentada en el borde de mi vida en esta calma chicha que anticipa la tormenta que se avecina. Y en la tormenta veo tu barco con la proa enfilada directamente hacia a mí. Y eso es lo que importa, la tormenta pasará, y tú arribarás a mí que estoy sentada al borde del mar de nuestra vida en esta calma chicha.
Sentada en el borde de mi vida en esta calma chicha que anticipa la tormenta que se avecina. Y en la tormenta veo tu barco con la proa enfilada directamente hacia a mí. Y eso es lo que importa, la tormenta pasará, y tú arribarás a mí que estoy sentada al borde del mar de nuestra vida en esta calma chicha.
5 comentarios:
Me encanta esa canción y me gusta lo que escribes, se necesita muchas veces de esa mano.
En las películas de Wim Wender - el cielo sobre Berlín, tan lejos tan cerca - los ángeles parecen estar solos, tristes, sentados en lo alto de los edificios, de las estatuas.
Son los ángeles de gran ciudad, su oficio les ha contaminado del mal del hombre de masas.
Este es un ángel de ciudad pequeña, que aún no se ha desprendido de la mano de Dios.
¡Tiernaaaaaa!
Enamorada del amor.... jajajaja.
Salud y suerte¡¡¡¡
Muy bonito Maite, precioso.
uyuyuyy, el amor y sus proas enfiladassss.
pues aquí tienes mi blog coliflor
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