lunes, 30 de mayo de 2011

Aniversario

No he podido dormir. Toda la noche insomne. Mi memoria se empeñó en recordar cada instante, cada palabra, cada caricia, cada sabor, cada beso. Me levanté varias veces, bebí agua, me mojé las manos, la cara… Me mire en el espejo y no me reconocí sin ti. Tomé unos de los libros de mi mesita, pero las letras bailaban se desbarataban y reconvertían en pájaros, en ojos, en manos, en risas dibujadas… Y volvía a tu recuerdo una y otra vez.

Percibía la arena húmeda en mis pies y el murmullo de olas. Me llegaba el aroma a sal mezclado con tu olor. Sentía tu mano apretando mi mano y tu brazo ciñendo mi cintura. Aquella playa se hizo eterna y mi corazón desbocado en lucha con las mariposas de mi panza.

Y la noche dándose la vuelta abrió la puerta a la mañana y ésta me encontró cansada y con ojeras llorando sobre mi almohada. Me vestí como pude y compré tus flores preferidas.

Y aquí estoy, lanzándolas a este mar del que tanto gustabas. La brisa que mueve mi pelo se me parece a la punta de tus dedos. El siroco en mi cuello se me antoja tu aliento. Los alisios me susurran al oído cómo tú lo hacías.

Una pardela se acerca y brinda conmigo. Me has dejado tan sola pero tan sola que ya ni tu fantasma me visita.

martes, 17 de mayo de 2011

Inmarcesible

Quizá la vida, la felicidad, sea la simple suma de momentos. Eternos instantes donde la alegría es plena. Por eso hay que gravar a fuego en la memoria cada detalle, cada caricia, cada gesto… Para saborearlo cuando el día muere en ese duermevela en que realidad y sueños se confunden.

Quizá ese sea el motivo por el qué ella le observa cuando duerme tranquilo, mientras lee absorto o conduce atento.

Desde el salón vigila sus movimientos en la cocina, disponiendo café para dos, siempre para dos.

Piensa que nunca le ha parecido tan lejano y bello como en ese instante buscando el encuadre perfecto, la luz adecuada, la tensión, los planos… Creando y creyéndola inalcanzable.

Arrumbar


Me atraen tanto los abismos; por eso en ti navego.