martes, 23 de febrero de 2010

Bolero

Qué vanidad imaginar
que puedo darte todo, el amor y la dicha,
itinerarios, música, juguetes.
Es cierto que es así:
todo lo mío te lo doy, es cierto,
pero todo lo mío no te basta
como a mí no me basta que me des
todo lo tuyo.

Por eso no seremos nunca
la pareja perfecta, la tarjeta postal,
si no somos capaces de aceptar
que sólo en la aritmética
el dos nace del uno más el uno.

Por ahí un papelito
que solamente dice:

Siempre fuiste mi espejo,
quiero decir que para verme tenía que mirarte.

Julio Cortázar

sábado, 13 de febrero de 2010

El aire sigue oliendo a rosas


“¿Has oído el cuento de viejas de que necesitamos un año y un día para saber de verdad, desde el corazón, que alguien ha muerto? Dicen que necesitamos vivir un año entero sin esa persona -su cumpleaños, navidad, etc.- y solo entonces empezamos a aceptar.
Sí, eso dicen, puede que sea así. Hoy hace dos años que no te oigo reír, ni te veo llegar corriendo y marcharte deprisa, como siempre, como entonces. Ya no estás a la hora de la comida hablando por tu móvil, ahí, enfrente de mí, mandándome a callar cuando te pido que comas algo, ya no me tiras un cacho pan, por burlarme de ti y de tu amor. Hace dos años, que ya no me cuentas tus cosas, tus niños, tus dudas, tus reflexiones sobre por qué nosotras siempre damos más, nos damos más, sin condiciones. Hace dos años y algo más, no mucho más (por desgracia te duró poco la alegría) te vi saltar y gritar que te habían dejado fija en la empresa; el mismo que hace, de que ya no me vienes a ayudar a terminar mi trabajo.
Yo te sigo llorando, no a diario, como hace un año, ya ni siquiera me despierto cada noche ahogada en llanto. Pero te sigo llorando, a ratos.
Porque te mereciste mejor vida y una mejor muerte, porque no me resigno, porque no quiero entenderlo. Porque fuiste: una buena hija, una buena madre, una buena hermana, una buena amiga, una excelente compañera, la mejor trabajadora…y siempre, siempre, tan alegre.
Sé que ahí donde estas, cuidas muy bien de alguien, te doy las gracias.
Estoy triste, estamos tristes, ya sabes, todos los que te queremos; pero te prometo no llorar, hoy no. Creo que hoy toca merienda de locas, ya sabes, te esperamos, es en tu nombre.”

Esto te lo escribí hace un año y hoy después de tres sin Rosa, el aire sigue oliendo a ti.

Si el año pasado tocaba merienda de locas éste va de Cabalgata de Carnaval…ya sabes, no faltes, son tus fiestas (¡cómo las disfrutabas!). Será fácil reconocerte serás la Rosa, disfrazada de Ángel, en medio de un grupo de brujas. Llevo semanas bien triste, pero no voy a llorar ya sabes, las brujas no lloran, te esperamos.

jueves, 11 de febrero de 2010

Grotowski

Teatro, lo tuyo es puro teatro, pero un teatro muy enmarañado, entrelazado, virtualizado…Te busco y no te encuentro en medio de tanta nube ¿web?
Teatro, lo mío es puro teatro, pero si acaso sea más ¿Grotowskiano?
Me atraen las palabras, vivo y muero por ellas, me da igual el envase que las contenga: libros, libretas, libretos, guiones, periódicos, revistas, gacetillas, panfletos, recetas, canciones… Me gustan hasta las de a 30, 60 y 90 (no hubiera o hubiese subsistido sin ellas) y por supuesto el teatro...
¡Ah teatro, lo nuestro es puro teatro!
Y sí cómo te decía; cómo te iba diciendo: me presenté ante ti desnuda, sin escenografía, sin iluminación, sin música… Sin técnica alguna. Hasta sin maquillaje a cara lavada es decir, pobre como lo fui, como lo soy e irremediablemente seré.
Teatro, lo tuyo y lo mío es purito teatro…Y despojada de todo elemento superfluo me concentro en ti, para que te veas en mí, porque me vea en ti, en la esencia de lo que un día creí… En lo más puro.
Encontrando códigos morales totalmente ascéticos. Te leí, te sentí y cual
Fausto moderno llegaste al éxtasis a través de mi pasión. Ahora estoy preparada para el martirio; mi condenación eterna. Seré el Mefistófeles hembra y entonaré una marcha triste mientras Mefistófeles macho te carga a su espalda camino de la Cruz.
Y ya sin alianzas ni nuevas ni eternas, podremos recordar instantes esta vez sí; viejos y eternos: el primer beso, el segundo paseo, el último
vino compartido.
¡Ah, carajo! No me vengas ahora con la vaina de que me repito, hoy no hablo de abandono quizá mañana, pero hoy no. Sabes, mañana no tampoco. Hoy sí, hoy también todo es teatro, la vida es puro teatro.