viernes, 28 de agosto de 2009

Princesa Valente de Curazao

Había una vez una princesita llamada Valente. Vivía en el país De Los Bellos Amores- este país sólo existe en los sueños de los que aman de verdad-. Se pasaba el día y la noche durmiendo cobijada por una planta de aloe, esperando a que sus padres se encontraran y se amaran. Y tal vez, entonces y sólo entonces, la princesita despertaría a este mundo.
Su madre soñaba engendrar -del amor más grande- una niña.
Su padre fantaseaba con encontrar a alguien a quien poder amar tanto, tanto, tanto, que de ese amor naciera la más bella y valiente flor.
Así fue cómo desde dos puntos muy, pero que muy distantes: un hombre y una mujer acariciaban el mismo sueño. Tras mucho tiempo -ese hombre y esa mujer- se encontraron sin buscarse. Se reconocieron, se supieron, se anudaron y se amaron.
Valente, despertó del país De Los Bellos Amores y se hizo realidad en éste.
Cuentan de que el aloe posee muchas propiedades curativas. Ahora tú al igual que yo sabes que esto es debido al amor, al verdadero amor. Y a esa princesa llamada: Valente, a la que tanto tiempo esta planta abrigó.

martes, 25 de agosto de 2009

Recogedor de lágrimas


La niña estaba triste, la niña lloraba, y para distraer su pena cebollas pelaba. ¿Qué tendrá la niña qué suspira con tanta pena? Con el jugo de la cebolla disimulaba, pero la niña está amarga a mí no me engaña. Cascaras de cebollas recogedor de lágrimas.

Todo, tú.

Todo cuanto anhelo es apagar esta sed con tu boca esa que no se equivoca.
Todo cuanto quiero es que me sostengan fuerte tus brazos por no decir abrazos.
Todo cuanto ansío es perderme por el laberinto de tu pecho sin despecho.
Todo cuanto espero es verme en tus ojos risueños de sueños sin enojos.
Todo cuanto deseo acaba en ti,
empieza en ti,
reside en ti.

martes, 18 de agosto de 2009

Temblores

Necesitaba creer. Siempre pasa cuando piensas que vas a tocar fondo y te preguntas: ¿Qué hago con este muro en donde me empeño una y otra vez en chocar?
Pasa que me rompo, me voy de plano y asisto como libre oyente de esta cosa que convenimos llamar vida (más que nada por abreviar).
Y el tiempo, este compañero que sobra o falta, pero siempre transforma, nos cambia la perspectiva.
Y somos capaces entonces de ver: matices, gestos, silencios, miradas, y, ese detalle -justito aquel- que no vimos, hoy se nos aparece nítido, encajando otra pieza en el puzle.
Y con la bendita pieza ya no te sientes tan roto, tan solo, tan loco. Y sin buscar encuentras esa sonrisa llena de vida; esa palabra cuya voz te tranquiliza; esa alma que toca tu alma.
Y tiemblas…
Y quieres…
Y crees…

Princesa sin corona


Cansada de besar príncipes que se convertían en sapos, se escapó con el jardinero de Palacio. Con la absoluta certeza de que éste jamás se transmutaría en semejante batracio.

jueves, 13 de agosto de 2009

Mujer qué dice “hola”



Y ahí estaba yo viendo pasar la calle y te vi – fue el momento en que cambió mi suerte- esperabas algo o a alguien, no sé.
Y aquí estoy inventando en ti siempre en ti, a que te decidas a surcar la calle, a buscarme.
Y allí te aguardaré vestida: de amiga, de amante, de vida…calzados los pies de aire, licuándo-me poco a poco espero no rebosarme.
Y entonces me beberás sorbo a sorbo, vestido de frac, ese que siempre te pones para saltar de este lado.
Y así es como te veo, igual que en aquel instante, en qué nos cambió la suerte, en medio de aquella calle, limitados de absurdas gentes.

Vivir en condicional


Si estuvieras aquí, la vida me arrastraría a correr cual conejo de Alicia (ya sabes amor): “No tengo tiempo, no tengo tiempo”.
Si estuvieras aquí, verías la sonrisa tonta que se dibuja en mi boca sólo con pensar en ti.
Si estuvieras aquí, sentiría el roce de tus manos, tu brazo en mi cintura y, el calor de tu aliento en mi nuca sin tener que imaginarlo.
Si estuvieras aquí…te diría: ¿Por qué has tardado tanto en venir? Y ya era hora, y, no me has hecho sufrir, no, amor, sólo esperar.
Si estuvieras aquí, no habría condicionales, viviríamos en gerundio -acaso hay otra forma-. Por eso mientras llegas, mientras vas llegando, mejor te sigo: soñando, pensando, imaginando, silabeando, amando(nos).